sábado, 14 de julio de 2007

Fausto, de Goethe


En pocas palabras y sintetizando os comentaré algunos aspectos que he podido subrayar de este libro complicado, la primera parte me ha parecido sencilla y brillante, tanto por su contenido lleno de alegorías y situaciones emocionales (universales como el amor, el odio, la venganza, el dolor...) como por su sintaxis bastante más fluída que la expuesta en la segunda parte; Goethe ha profundizado en el alma humana para extraer de ella sus necesidades y miedos, Mefistófeles entra en escena con la apuesta, por un lado, de calmar a Fausto su gran espíritu de superación y de búsqueda de la verdad, y por otro, de traerle a través de una serie de pruebas y eventualidades la felicidad.

Así Fausto encuentra en el amor la salvación de su espíritu aburrido y desdichado, pero trae con ella la condenación (física aunque no sempiterna) de la jovencita Margarita. El arrepentimiento es el signo vital de esta parte, mientras que de la segunda es el esfuerzo, Fausto libre gracias al olvido de la tragedia amorosa se propone cambiar el mundo a través de la guerra y del poder, vuelve a enamorarse de una mujer, que ahora representa la belleza (leer escena del espejo en la Casa de la Bruja como preludio), Elena, con la que tiene un hijo (más bien un ícaro), pero a los que pierde trágicamente.


Fausto, ya viejo, decide llevar la Bondad a todos los seres del Imperio, de ese último esfuerzo alzanza la paz interior y formula aquellas palabras marcadas por la apuesta de sangre: "¡Detente, eres tan bello!", Mefistófeles se lleva consigo su alma a los Infiernos, pero la salvación del alma de un pecador arrepentido (alusiones al Nuevo Testamento) puede más que el mismísmo Diablo, su alma es liberada de las garras del Inombrable y elevada por unas dulces voces de ángeles y madres y padres celestiales, guiada por Margarita (que aparece en la Obra, al igual que Mefisto, de muchas máscaras) gracias a la indicación de la Mater Gloriosa.

Perdonad al no explayarme demasiado (acaso de un modo necesario) sobre la Obra, pero sería una perdición por parte mía, ya que la Obra contiene una ingente cantidad de información (muchas veces mitológica y de otros acervos) y mi tiempo está limitado por otras circunstancias.

En definitiva, una obra de difícil comprensión para el hombre contemporáneo, aun más si éste se emplaza dentro de una sociedad acelerada con determinados silogismos culturalmente automutiladores, e inclinada por placeres hedonistas cada vez más bajos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

me ha gustado mucho, felicidades

Anónimo dijo...

Oye, no actualizas muy a menudo. ¿Por qué la gente te postea insultándote?

Cripto dijo...

Ni idea.

Anónimo dijo...

esta obra es muy pesada, sin embargo vale la pena, aunque la neta esperaba mucho mas de el final, me encanto la personificasion de mefistofeles, la delicada malisia con la que se expresa es de lo mas sarcastica y de un gran humor negro